¿Cuenta tu empresa ya con un Chief Happiness Officer? (Gerente de felicidad)

Richard Branson, el fundador y CEO de Virgin Atlantic hizo una reflexión que todo empresario, directivo y cualquier persona que gestione equipos de trabajo debería tener presente en su día a día: “Los clientes no son lo primero, lo primero son los empleados. Si cuidas de tus empleados, ellos cuidarán de tus clientes”.
Desafortunadamente, esto no es algo que vivimos en muchas de las empresas en las que trabajamos. Hace poco, hablando con un amigo me comentaba que “se sentía como un cacho de carne. Donde estoy, te machacan hasta que no puedes más y luego te sustituyen por otro que entra con perores condiciones. A la empresa le da igual, siempre hay gente dispuesta a tragar con todo con tal de conseguir un trabajo”. Me recordó la escena de la película The Wall, de Pink Floyd en la que estudiantes de colegio avanzan en una cinta transportadora hasta que caen en una trituradora de carne mientras suena Another brick in the Wall.
¿Consecuencias? Entre otras, desmotivación generalizada y un enrarecido clima laboral que provocan una elevada tasa de rotación. Esto conlleva una menor productividad, pérdida de conocimiento y talento, mayores costes en la gestión del personal…En definitiva, reducción de los beneficios.
Puedes pensar que a corto plazo qué más da, que como dice mi amigo, mientras siga habiendo personas que acepten trabajos por cuatro duros todo seguirá igual. Quizá hoy sí, pero en breve las cosas tienen pinta de cambiar.
Las nuevas generaciones que se incorporan al mercado de trabajo, los famosos millennials o Generación Y (nacidos sobre los ochenta y pocos y mediados de los noventa, aunque no existe consenso acerca de una fecha exacta) ya no tienen en cuenta solo el sueldo como motivación. Para ellos también son importantes otros factores como la reputación de la empresa a la que quieren incorporarse, el salario emocional, una cultura corporativa alineada con sus principios y valores que estimule su necesidad de pertenencia, sentirse reconocidos por la calidad de su trabajo. Lo que quieren es sentirse a gusto y felices desempeñando sus labores.
Probablemente estés pensando ¿Felicidad de los trabajadores? Eso será en el mundo de Pin y Pon, díselo a mi jefe, verás cómo le entra la risa floja. Pues cada vez es mayor el número de empresas que ya se han dado cuenta de las ventajas de un modelo de gestión de la felicidad, con un trasfondo “ganar-ganar” en el que la compañía mejora su productividad (estudios muestran que ésta se incrementa entre un 60% y un 80%), atrae y retiene el talento llamando la atención de potenciales candidatos y sus trabajadores se sienten motivados y felices. Como dijo Frank Zappa, “no puede haber evolución sin ruptura de la norma”.
Este nuevo modelo en la gestión de personas ha dado lugar a la figura de un nuevo cargo: el Chief Happiness Officer o Gerente de la Felicidad. Ya no es algo tan novedoso en países como Estados Unidos. En Linkedin he encontrado hoy 378 ofertas de trabajo para cubrir este puesto allí y en España poco a poco empieza a verse este tipo de profesional. Algunos ejemplos: APRIL Technologies, Comunica A+, Incubhealth, Smartbrand, Sngular, Feliĉo…
“Los clientes no son lo primero, lo primero son los empleados. Si cuidas de tus empleados, ellos cuidarán de tus clientes”.
¿Y cómo lo consigue?
- Antes de nada, conociendo la empresa y las personas que forman parte de ella para detectar necesidades, “dónde le duele” a la compañía en su situación actual y pensar en una estrategia que consiga que todos se sientan que son una parte esencial de la empresa. Para ello es fundamental ser un líder más que un jefe y escuchar activamente a los empleados de forma que sientan que su opinión es valorada.
- Diseñando, implementando y monitorizando una estrategia que incluya acciones y cambios innovadores para la felicidad en el trabajo de acuerdo con la definición de unos objetivos concretos, realistas y medibles. La medición de resultados requiere unos indicadores de RRHH muy alejados de los que se suelen utilizar actualmente, puesto que los aspectos a cuantificar son bastante diferentes en este nuevo modelo de gestión. La construcción del sistema de indicadores requiere de apertura de miras e imaginación por parte del CHO.
- Tomando parte activa en la definición de la misión, visión y valores corporativos haciendo partícipe a todos los niveles del organigrama. Si esto se lleva a cabo tan solo con los primeros niveles de dirección, sin tener en cuenta al resto de los trabajadores, probablemente este trabajo se quede en una mera declaración de intenciones plasmada en posters en los pasillos de la empresa a los que nadie hace caso. No se contará con la adhesión del personal.
- Crear un clima laboral adecuado entre las personas en el que se promueva la confianza, el valor de los empleados potenciando su responsabilidad y autonomía así como su crecimiento en la empresa. Contribuyen a lograr este buen ambiente laboral la organización de actividades que estimulen la comunicación e interacción entre empleados, su papel como mediador en la resolución de conflicto y facilitar la integración de los empleados que se incorporan a la organización.
- Armonizando los objetivos e intereses de la compañía y los trabajadores, alineando las políticas retributivas de forma que converjan los objetivos del trabajador y la empresa. No se trata de llenar la oficina de futbolines y cestas con fruta, sino de entender las necesidades individuales de las personas. Unos se motivarán con dinero, otros con días libres, otros con horarios flexibles, otros con formación…no vale el café para todos.
- Mejorando la capacitación y habilidades de los trabajadores, tanto en aspectos técnicos como en habilidades blandas (liderazgo, comunicación, gestión de conflictos entre otras) mediante programas de formación, talleres, conferencias y otros medios que permitan el desarrollo de su carrera profesional.
Puede que hoy día tu empresa no cuente todavía con un Chief Happinness Officer, pero ¿sobrevivirá en el medio-largo plazo cuando un competidor adopte este modelo de gestión y atraiga y retenga a los mejores talentos? Éste convertirá a sus trabajadores en su mejor ventaja competitiva desplazando a tu empresa hacia cuotas de mercado menores e incluso forzando su desaparición. Entonces tu jefe, el de la risa floja, estará en la cola del paro.