La elección de una profesión no constituye solo una opción profesional, sino una forma de vida. Con ella formamos nuestra identidad.
Quien se mueve en función de su vocación suele tener muchas más opciones de que su felicidad sea sostenible.
Encuesta realizada a 17.000 alumnos de bachillerato
Fuente: Unitour
Con frecuencia, el concepto de orientación vocacional es asimilado al de orientación profesional. El alcance de nuestro Programa se focaliza en la vertiente vocacional, con un significado más amplio que el meramente profesional. Nos centramos en “el conjunto de motivos e intereses que nos orientan hacia aquello que queremos ser y hacer en nuestra vida”.
De esta manera, nos posicionamos como complemento a la orientación profesional, en la cual se toman en consideración las demandas del mercado de trabajo y el catálogo de oferta formativa disponible una vez completado el bachillerato.
El proceso se lleva a cabo en dos fases. En un primer momento, se proporcionan al alumno herramientas para un mayor autoconocimiento de sus cualidades, aptitudes y destrezas , y de esta manera conseguir un conocimiento de su propia identidad personal, cuestión clave para poder llegar a adoptar una identidad vocacional. Posteriormente, se aborda el aspecto clave ¿Quién quiero ser? ¿Qué quiero hacer en la vida?, para lo que se le brinda al alumno la información y recursos necesarios para que tome decisiones acertadas y construya su proyecto de vida.
Con este fin, el Programa se estructura con los siguientes componentes:
Solicita aquí tu conferencia gratuita
Promover en los alumnos una actitud de acción emprendedora en la búsqueda de su futura actividad profesional. (Si tú no eliges tu futuro, alguien lo hará por ti) y el apoyo de padres y profesores.
Tomar conciencia sobre los siguientes aspectos:
Para un mayor aprovechamiento del contenido del informe y resolver las dudas que puedan presentarse, los resultados son expuestos en dos reuniones de trabajo: una primera con el alumno y otra posterior con el alumno y sus padres. En el caso en que así se acuerde, podría concertarse otra reunión con la persona designada por el centro educativo (profesor, tutor, jefe de estudios, etc).
Despertar en los alumnos sus talentos y capacidades. Iniciar un plan de acción para desarrollar su máximo potencial.
El adolescente aprenderá a:
Proporcionar criterios e información necesaria para tomar decisiones acertadas construir proyecto de vida respondiendo a las siguientes preguntas:
El taller tiene una duración de 12 horas. Se imparte adaptándose a los horarios establecidos en el centro.
Aprender a conocerse y manejar sus emociones:
Desarrollar sus habilidades intrapersonales e interpersonales:
La duración del taller es de 20 horas. Se imparte adaptándose a los horarios establecidos en el centro.
La adolescencia supone un periodo complejo. El cerebro sufre un auténtico tsunami, cambios hormonales les producen importantes cambios físicos y psicológicos, constantes antagonismos se hacen presentes bruscamente en su proceso de afirmación de la personalidad, sienten inseguridad respecto a su imagen, las opiniones que se expresan en su grupo de amigos adquieren una especial relevancia. Todos estos elementos hacen que en muchas ocasiones se sientan abrumados y por si fuera poco, en breve tienen que decidir cómo enfocar su futuro, qué quieren hacer con sus vidas. Esta incertidumbre por el futuro puede generar situaciones altamente estresante para ellos.
A través de un proceso de coaching el joven recibe apoyo y la adquisición de herramientas que le permiten adquirir la seguridad para tomar sus propias decisiones ante la presión
del entorno. El coach le acompaña en un proceso en el que se va pasando por diferentes etapas: la toma de conciencia y priorización de lo que considera realmente importante en su vida, la definición de metas y objetivos y la definición de un plan de acción realista que le lleve a conseguirlos. Con ello conseguimos que el adolescente, al verse él mismo al timón de su vida, adquiera responsabilidad y seguridad en si mismo y afronte la vida con optimismo, alejando de él temores y miedos al futuro.
En sesiones individuales de trabajo.
En una primera sesión, definimos la meta a alcanzar, cómo medir la consecución del éxito y establecemos un plan de acción para lograrlo.
En sucesivas sesiones, vamos haciendo un seguimiento del proceso estableciendo medidas correctivas si fuera necesario.
En la última sesión, evaluamos el trabajo realizado. En total, todo este trabajo no debería superar las cinco o seis sesiones.