Nuevos hábitos, nueva vida. Parte 2: ¿Puedes cambiar un hábito?
No solo puedes, sino que debes hacerlo, tanto si consideras que te traen consecuencias negativas como si quieres instaurar nuevas conductas. De hecho, en este último caso los hábitos son herramientas clave para ello. Eso sí, huye de quien te venda la moto de que el proceso es rápido y fácil. Volviendo al anterior ejemplo del camino que se crea en el campo por las pisadas diarias de los viandantes, imagina que ese camino es un hábito y que quieres cambiarlo. Para atravesar el campo por otro diferente, establecer un nuevo hábito, comienzas saliendo de él para establecer un nuevo itinerario y ya desde el primer momento te ves rodeado de zarzas y ortigas que te pinchan continuamente, desniveles de los que no eres consciente porque están cubiertos de vegetación y demás impedimentos que ralentizan tu avance. Es tentador abandonar y volver a utilizar el antiguo camino ¿verdad? más o menos eso es lo que se encuentra el cerebro cuando está rediseñando una nueva red neuronal para sustituir un hábito por otro. Necesitarás grandes dosis de paciencia y perseverancia si quieres llegar al otro lado del campo por el nuevo camino que estás creando.
El proceso de cambio comienza en el momento en que empiezas a pensar en cambiar. Practica regularmente la introspección para comprobar si estás siendo arrastrado por la corriente de los malos hábitos o si estás desarrollando tu fuerza de voluntad para ser el amo de ti mismo. Quizá te resulte útil el siguiente ejercicio. Escribe 10 hábitos que te potencian y responde a las siguientes preguntas: ¿Qué hacen? ¿Cómo lo hacen? ¿Cómo nacieron? A continuación repite el ejercicio reflexionando sobre los hábitos que crees que te limitan.
Posiblemente, en esta primera etapa tendrás sentimientos y reacciones de resistencia, ya que a menudo el proceso es doloroso, todos queremos cambiar malos hábitos con los que nos creamos problemas o dificultades, pero no queremos hacer las pequeñas cosas que sumadas nos darán la solución.
Cuando se establece un hábito, el cerebro deja de participar en la toma de decisiones y salvo que lo combatas activamente el patrón se activará de manera automática. Lo bueno es que si aprendes a crear nuevas rutinas neurológicas, controlando el bucle del hábito, puedes conseguir que las malas tendencias queden en un segundo plano. Los hábitos tienen un patrón neurológico. Al cambiar un hábito cambia el cerebro. Uno de los trucos para instaurar un nuevo hábito consiste en crear un fuerte deseo de lograr una meta, un propósito superior por la disposición a subordinar lo que uno cree que quiere ahora a lo que querrá más adelante, como poder lucir un bikini al final de una dieta, y la sensación de recuperar el gusto y el olfato al dejar de fumar.
Para este fin resultan muy útiles herramientas como las visualizaciones y afirmaciones. La neurociencia ha comenzado a darse cuenta de la importantísima influencia de la imaginación en el sentido de la creación de “sendas mentales”, que son seguidas de acción. Puesto que el sendero mental es una parte de la mente subconsciente, construye nuevas sendas mentales y transita por ellas con tanta frecuencia como sea posible. Al cambiar tu actitud mental preponderante comienzas a crear nuevas sendas y hábitos mentales sobre líneas positivas, y las antiguas condiciones negativas desaparecerán gradualmente.
Charles Duhigg enuncia en su libro “El poder de los hábitos” la regla de oro para cambiarlos: conservar la señal y la recompensa de siempre, pero insertar una nueva rutina. El principio por el cual se rige esta regla es que no podemos eliminar los malos hábitos, solo cambiarlos. Esta regla de oro ha funcionado en tratamientos contra el alcoholismo, la obesidad, trastornos obsesivo-compulsivos y otras conductas destructivas. Aquí el truco consiste en comenzar introduciendo pequeños cambios que no supongan un esfuerzo para la mente, si no, el cerebro seguirá utilizando el antiguo camino, el hábito.
De acuerdo con Paramahansa Yogananda, el germen del éxito en cualquier actividad yace en el poder de la voluntad. Quienes persisten en su intento obtienen el objeto por el cual luchan. Cuando ejerces tu voluntad en forma constante, tanto a través de tus pensamientos como de tus actos, aquello que anhelas se cumple.
Erradicar un hábito pertinaz requiere que utilices todo el poder de tu determinación para obrar en la forma opuesta, hasta lograr desecharlo por completo. Como estímulo debemos pensar que todo cuanto hayamos hecho o creado podemos deshacerlo. En el pasado, sin saberlo, utilizamos nuestro poder interior para crear un hábito. En el presente podemos utilizar ese mismo poder y aprender a utilizarlo conscientemente de manera positiva en beneficio nuestro.