Nuevos hábitos, nueva vida. Parte 1: ¿Qué es un hábito? ¿Cómo se forman?
Hay muchas ideas que me gustaría compartir contigo sobre los hábitos y no me gustaría que te echaras atrás por pereza al encontrarte con un texto algo extenso. Por ello vamos a tratarlo en tres post sucesivos. Hoy veremos qué son los hábitos y cómo se forman. En el siguiente trataré de responder a la pregunta de si es posible cambiarlos y algunas ideas para conseguirlo. La tercera y última entrega tratará de explicar las causas más frecuentes por las que nos resulta tan difícil cambiar de hábitos. Se quedarán muchas cosas en el tintero, pero el objetivo de este post no es tratar el tema de una manera exhaustiva, sino ofrecer unas pinceladas acerca del impacto de los hábitos en nuestras vidas.
Nuevos hábitos, nueva vida. Parte 1: ¿Qué es un hábito? ¿Cómo se forman?
Has decidido hacer deporte para perder peso, verte mejor y estar más sano. En vez de ir a un gimnasio eliges correr en el parque y estar así en contacto con la naturaleza. Como estás supermotivado te dices ¡hoy mismo empiezo! y te imaginas devorando kilómetros con la nueva equipación que piensas comprarte nada más salir de trabajar. Pasas por la tienda de deportes, llegas a casa, te cambias, te miras en el espejo para ver cómo te queda el chándal, la camiseta y las peazo zapatillas que han dejado temblando el saldo de tu cuenta bancaria y con una motivación que ni Cristiano Ronaldo jugando la Champions, te transformas en “runner”.
¿Así? ¿Tan rápido? ¿En un solo día? No es tan sencillo. Convertirte en uno de ellos supone un cambio importante en tu vida, puesto que a partir de ahora quieres hacer ciertas cosas de una manera diferente a como venías haciéndolo hasta este momento. Ya no vas a tener excusa para quedarte en el sofá jugando a la Play ni hacerte el remolón cuando caigan dos gotas de agua. Si quieres cambiar tu estilo de vida debes cambiar los hábitos que dan forma a tu rutina diaria, deshacerte de los que te limitan y potenciar los que te beneficien. Tu vida es un conjunto de hábitos, hasta el punto que tomados en conjunto llegan a ser tu naturaleza real, le dan forma a la vida que tienes hoy.
¿Qué es un hábito?
La mayor parte de las decisiones que tomas diariamente pueden parecerte producto de la reflexión, pero no es así. De acuerdo con un estudio de la Universidad de Duke, alrededor del 40% de tus acciones diarias no provienen de decisiones tomadas en el momento de realizarlas, sino de tus hábitos. Piensa en tus acciones del día a día ¿Cómo te preparas el desayuno, de manera automática o pensando conscientemente en cada acción que conlleva? ¿Y lavarte los dientes? ¿Y conducir hacia la oficina? ¿Y…? Todas estas conductas subconscientes se han generado mediante hábitos. Estas actividades automáticas dejan de serlo cuando algo sale fuera de lo normal, como cuando vas a cruzar la calle en Inglaterra, donde la circulación va en sentido contrario que en España, por lo que antes de hacerlo primero miras a la derecha en vez de a la izquierda para asegurarte de que no viene ningún coche.
Éstos consisten en un modo especial de proceder o conducirse adquirido por repetición de actos iguales o semejantes u originados por tendencias instintivas. Son automáticos, por lo que no requieren de ningún esfuerzo mental y de hecho no te das cuenta cuando los estás ejecutando.
Los hábitos son necesarios, sin su ayuda tendríamos que aprender las mismas cosas una y otra vez, pero en ocasiones utilizamos mal su poder.
¿Cómo se forman?
El hábito se adquiere por ejercicio y se forja a través de una serie de acciones repetitivas. Comienza con la ejecución de una primera acción. Si ésta no dejara huella alguna no habría razón para ejecutar la segunda. En esta primera fase, la huella o disposición es demasiado débil para ser considerada un hábito. Debe crecer y reforzarse a mediante la repetición u otro tipo de factores que llevan a la consolidación.
Esto es una consecuencia natural de tu red neuronal. El cerebro busca la forma de ahorrar esfuerzo y convierte la rutina en hábito porque le permite descansar y ahorrar energía. La mente en sus actividades sigue la ley universal de la “línea de menor resistencia”, que aplicado a la actividad mental consiste en seguir la dirección de un hábito mental ya establecido. Es como el camino que se va creando en el campo por el paso constante de personas pisando diariamente.
Los ganglios basales han diseñado un sistema que actúa cada vez que empieza o termina un fragmento de conducta para determinar cuándo pueden actuar los hábitos. Este proceso consta de tres partes y forma un bucle: en un primer momento el cerebro detecta la señal que le indica que puede poner en marcha el piloto automático y el hábito que tiene que usar, posteriormente se pone en marcha la rutina, que puede ser física, mental o emocional, y a continuación se obtiene una recompensa que ayuda al cerebro a decidir si vale la pena recordar en el futuro este bucle en particular. Con el tiempo este bucle (señal, rutina, recompensa) se vuelve más y más automático formándose un hábito, aunque éste se instaura cuando el cerebro empieza a esperar la recompensa (ansia de endorfinas, un sentimiento de realización personal…). La señal, además de desencadenar una rutina, también ha de desencadenar un fuerte deseo por la recompensa.