El líder Red Bull. Parte I
¿Quién es ése? ¿El directivo que se pone hasta arriba de latas de ese brebaje similar a la poción mágica de Panoramix? Bueno, yo estaba pensando en el líder que te da alas, como anuncia su publicidad. El que da alas a los miembros de su equipo para crecer tanto personal como profesionalmente, quien provoca que los demás hagan lo que él quiere y, además, les guste hacerlo.
Para ser uno de ellos no hace falta ser un ejecutivo sentado en lo más alto del organigrama, basta con contar con un pequeño equipo de personas que colaboren para lograr unos objetivos. Aunque la tarea puede ir aumentando su grado de complejidad a medida que vaya creciendo el número de personas que componen tu equipo, puedes ser un Líder Red Bull aplicando algunos principios que veremos más adelante.
Como suele ser habitual, empiezo a teclear y el post se me va de las manos. Así que dedicamos el de hoy a describirle y la próxima semana veremos cómo puede dar alas a su equipo.
¿Cómo sería ese líder Red Bull?
La primera condición que debe cumplir es que tiene que querer serlo. Como ya sabéis, son dos cosas muy distintas ser jefe y ser líder. Para ejercer el liderazgo no basta con el poder que emana de la autoridad conseguida por el respeto y admiración que siente su equipo por él, ni con el que teóricamente le otorga el cargo que ocupa; el líder debe dar el paso adelante pasa asumir ese rol y la responsabilidad que conlleva.
En numerosas ocasiones, los responsables en una organización, independientemente de si son altos ejecutivos o mandos intermedios, suelen adoptar una actitud reactiva, no están preparados y/o entrenados para ser líderes. Esperan que los problemas y conflictos se resuelvan por si mismos con el paso del tiempo o que sean los demás quienes tomen la iniciativa para resolverlas. Se sienten abrumados por el día a día, se muestran estresados, se ven como víctimas de las situaciones, creen que no cuentan con el apoyo de su equipo y no se dan cuenta de que son un agente activo en los problemas que surgen en sus equipos o en las relaciones con otros departamentos. Todo esto les limita a la hora de llevar a cabo actuaciones eficientes. Lo más curioso es que casi todos ellos se consideran a si mismos como buenos líderes. Si tuviera un buen equipo…suelen decir para justificar sus ineficiencias.
Ante las situaciones que producen inseguridad es el líder quien debe generar y transmitir seguridad a la organización y quien absorbe la incertidumbre en tiempos convulsos. Es aquel a quien la gente busca con la mirada para encontrar la solución. Cuando vienen mal dadas recibe el primer golpe y cuando los vientos son favorables determina el rumbo a seguir.
Si tenemos en cuenta la opinión de los grandes gurús del liderazgo, como Kenneth Blanchard, John W. Gardner, Stephen Covey, Warren Bennis, Burt Nanus y James O’Toole, el líder se caracteriza por:
- Generar confianza en los demás e inspirar a otros a que confíen entre ellos.
- Ser íntegro. Actúa de acuerdo con sus principios, no los compromete para lograr sus objetivos. La integridad en el trato con los demás la demuestra siendo honrado, honesto, tolerante, formal, cuidadoso y leal.
- Buscar continuamente la mejora e innovación, por lo que está continuamente aprendiendo. Siente curiosidad por todo y todo se lo cuestiona. Promueve el aprendizaje organizativo.
- Ser visionario. Tiene una idea clara de qué quiere conseguir y cuenta con la fuerza para persistir en caso de contratiempos e incluso fracasos.
- Mostrar una excelente capacidad de escucha. Lo hace con la intención de entender total y profundamente a la otra persona, tanto emocional como intelectualmente, para diagnosticar antes de actuar y explorar todas las posibles consecuencias.
- Ser osado. Es valiente, toma riesgos y es resolutivo.
Estas habiliadades son citadas por todos estos autores en sus libros sobre management. También hacen referencia a otras cualidades, entre las que destaco la pasión, el respeto y la proactividad.