Cómo puedes mejorar las relaciones con tu jefe
Empezaré aclarando que entiendo que tu nuevo superior puede ser hombre o mujer; por no ser reiterativo escribiendo ”él o ella”, “jefe o jefa”, utilizaré el término “jefe” con carácter e intención inclusiva.
¿Has cambiado de empresa recientemente? ¿Trabajas en un departamento diferente desde hace poco? Entonces una de tus primeras tareas consiste en conocer a tu nuevo jefe, tener claro qué espera de ti y comentarle qué esperas tú de él: gestionar vuestras expectativas del uno respecto del otro es un primer paso fundamental. Si no lo dais, con el tiempo vuestras relaciones pueden deteriorarse al esperar ambos resultados lejos de la realidad. También puedes aplicarlo si llevas tiempo colaborando con tu jefe y aún no habéis tratado este tema. Prepara una una entrevista con él en la que trates, además de éste, otros aspectos relevantes para poner los cimientos de vuestra relación laboral o afianzarla si ya lleváis un tiemo colaborando juntos. ¿Cuáles son estos temas relevantes? En gran medida voy a contar los consejos de Michael D. Watkings que describe en su libro “Los primeros 90 días”. Te recomiendo su lectura. Suelo utilizarlo como guía en procesos de coaching ejecutivo en las situaciones que comentaba inicialmente.
Gestión de expectativas
Obtén respuesta a las siguientes preguntas:
- ¿Qué esperas de mí a corto y medio plazo?
- ¿Cuáles son mis funciones?
- ¿Cuáles son mis objetivos en cada una de las funciones que voy a desempeñar?
- ¿Quién, cómo y cuándo me va a evaluar respecto al logro de mis metas?
Huye de la ambigüedad, evita las respuestas evasivas y no pases hasta el siguiente punto hasta haber logrado respuestas concretas.
Tras la conversación, puede que creas que las expectativas que tiene tu jefe sobre ti son irreales, por lo que necesitarás que trate de reajustarlas. Promete menos y ofrece más: si al final tus resultados superan lo que pactásteis inicialmente tu jefe estará encantado, pero si prometes demasiado y no lo consigues corres el riesgo de deteriorar tu credibilidad. Aunque hayas conseguido mucho, para tu jefe habrás fracasado. Recuerda que nuestro grado de satisfacción es igual a la realidad menos las expectativas que tenemos, lo que no significa que bajemos el listón proponiendo unos objetivos fáciles de alcanzar para no crear altas expectativas sobre nosotros.
Exponle también cuáles son tus expectativas; por ejemplo mantener reuniones periódicas de seguimiento, que te informe de los cambios relevantes que te impacten y no tengas que enterarte en conversaciones de máquina de café o por rumores, qué trato esperas recibir y, sobre todo, define tus límites (“líneas rojas”) para que queden claros desde un principio.
Diagnóstico de la situación actual
El fin es que conzocas cómo ve tu jefe tu puesto de trabajo, qué impresión tiene de vuestro departamento, qué planes tiene en la cabeza, las relaciones con el resto de la organización y con agentes externos… Para ello puedes plantearle algunas de las siguientes preguntas:
- ¿Cuáles son tus prioridades a corto y medio plazo? Establece una relación ganar-ganar con él. Si quieres tener éxito, necesitarás la ayuda de tu jefe y a cambio le tendrás que ayudar a prosperar. Identifica una victoria temprana (quick win) de acuerdo a las prioridades de tu jefe. Una victoria temprana es una acción que con pocos recursos obtienes resultados visibles con alto impacto en un corto plazo de tiempo.
- ¿Qué proyectos/iniciativas hay en marcha?
- ¿Qué opinión tienes sobre los recursos disponibles?: presupuesto, infraestructura, personal…
- ¿A qué retos te enfrentas? ¿y el departamento?
- Esboza una DAFO (debilidades, amenazas, fortalezas, oportunidades) del departamento.
- ¿Con qué aliados contamos para desarrollar nuestro trabajo? ¿Quién nos puede entorpecer?
- ¿Cuál es la política de comunicación del departamento?
Identifica a los intocables. Probablemente tu jefe haya dejado su huella en la empresa: algún proyecto, la creación de algún departamento, personas de su confianza que ocupan puestos de responsabilidad, por citar algunas. Imagina las consecuencias de presionar para acabar con uno de sus proyectos o sustituir a alguien que siempre ha sido uno de sus aliados.
Con todas estas respuestas reflexiona sobre el papel que quieres que juegue tu jefe en tu carrera profesional y el tipo de apoyo que le pedirás.
El estilo de vuestra relación
En esta parte de la reunión averigua cuál es el estilo de trabajo de tu jefe, cómo prefiere que interactueis. Comienza haciendo un diagnóstico del mismo, piensa cómo encaja con el tuyo y cómo puedes adaptarte a su forma de comunicarse. Para el dignóstico puedes incluir algunas de estas preguntas en tu guión:
- ¿Cómo te gusta comunicarte? Reuniones personales, por teléfono, por email, citas formales, improvisadas, informes… ¿Con qué frecuencia?
- ¿Cuál es mi margen de maniobra? Concretamente, ¿En qué tipo de decisiones prefieres involucrarte, en cuáles puedo tomar decisiones por mi mismo y cuáles debo consultarte antes de actuar?
- ¿Llega temprano a la oficina y trabaja hasta tarde? ¿Espera que los demás hagan lo mismo?
Reflexiona sobre los aspectos de vuestros estilos que son diferentes y las implicaciones que podrían tener en vuestra manera de interactuar. ¿Qué tipos de malentendidos y problemas podrían causar estas diferencias en el estilo y cómo podrían evitarse? Trátalas con él cuanto antes e intenta buscar una forma de adaptar ambos estilos, de lo contrario corres el riesgo de que tu jefe las interprete como una falta de respeto o incluso incompetencia por tu parte.
Otros temas relevantes para el desempeño de tu trabajo son los recursos con los que cuentas para desarrollar tu tarea y tu desarrollo personal y profesional en la empresa. En la práctica todos estos temas se solapan y van evolucionando con el tiempo. Sin embargo, hay una lógica en la secuencia. Comienza centrándote en el diagnóstico de la situación, las expectativas y el estilo. Con el tiempo vuelve a negociar los recursos, revisa el diagnóstico de la situación y revisa las expectativas si es necesario. Cuando sientas que la relación con tu jefe se ha asentado es el momento de hablar el tema del desarrollo personal. Planifica a conciencia cada conversación y deja claro a tu jefe qué quieres conseguir en cada intercambio.